Desde el mes de septiembre 2015 todo ha terminado.
En realidad, desde antes. Pero cuando digo todo, es todo por el momento, nada más.
Voy a intentar documentar cómo se llega al fondo tras haberlo hecho todo «bien». Lo considero un paso importante antes de rebotar e ir incluso más alto en el siguiente intento.
Es esencial marcar el final de esta etapa, hacer el duelo, y compartir con mis lectores para que ellos puedan evitar las trampas y aprovechar las buenas enseñanzas.
Durante un poco más de 5 años pude liderar una empresa de exportación de materia gris, satisfaciendo a clientes en Suiza, el Reino Unido, los Estados Unidos, Rusia, Canadá, entre otros. Nunca trabajamos en el mercado nacional ni regional, justamente porque la meta era la construcción de una empresa de talla pequeña pero de excelencia a la escala mundial.
Cuando se mira el trabajo realizado, no hay sino elementos positivos: un trabajo concienzudo con los clientes potenciales, la identificación y creación de soluciones para Sus problemáticas, la formulación de arquitecturas e incluso la invención de tecnologías que permitan crear tales soluciones, una gestión de proyectos ágil, equipos auto-gerenciados y competentes, y muchos más.
Sin embargo, he fallado y le he fallado a mucha gente.
Así que fui necesariamente responsable de la debacle. Actualmente, trabajo fuertemente en los aspectos negativos y en cómo comunicar sobre ellos. No soy amigo de deprimirme sino de volver a levantarme.
Ha sido una experiencia extraordinaria que me ha permitido conocer muchos países, descubrir gente maravillosa, realizar cosas consideradas imposibles – sobre todo en nuestras cabezas de latinos- , romper esquemas, y enriquecer en forma definitiva mi portafolio de experiencias.
En diferentes entregas espero mostrar cómo el equilibrio se fue perdiendo y cómo fallé en detectarlo; también hablaré de aquello a tener en cuenta cuando se deben satisfacer personajes del mundo financiero que actúan como inversionistas y/ó clientes, y por qué evitarlos; ilustraré cómo la fé mueve montañas y nos permite competir a nivel mundial; cómo manejar equipos e identificar los descarrilamientos en un ambiente de creación pura, en el que «somos los primeros / somos los mejores»; hablaré de la falta de fomento de nuestros países a la iniciativa empresarial, y de cómo encontrar soluciones alternativas para focalizarse en lo esencial ; de cómo plantarse frente a las exigencias de la contraparte cuando todos los indicadores se ponen en rojo. Claro, habrá mucho más, ó eso espero.
El gran éxito de toda esta vivencia es que pude demostrar que en Latinoamérica tenemos un talento fuera de norma, una capacidad de ejecución astronómica, y un pozo de creatividad sin límites… y que mi gente así lo entendió y lo vivió.
Espero de corazón que se realicen como personas y como profesionales.
Al final, logré exactamente lo que quería, pero perdí demasiadas plumas y rompí las esperanzas de gente que aprendí a apreciar.
Gané pero perdí…